Como se tapan las arteria
La sangre que circula por nuestras arterias debe ser alcalina, porque si es ácida las paredes de los vasos sanguíneos van a empezar a irritarse, inflamarse y corroerse: para evitar que se perforen, el organismo los impermeabiliza y los cubre de grasa.
La sangre se vuelve ácida al consumir con frecuencia proteínas de origen animal, las cuales se convierten en cuatro venenos ácidos: urea, amoniaco, ácido úrico y creatina, que contribuyen en la irritación, inflamación y perforación de la pared de las arterias.
Cuando la grasa se pega en las arterias, y está oxidada, forma una placa de colesterol llamada ateroma, que se endurece cuando el calcio — el mineral alcalino más poderoso— se une a la placa para contrarrestar el ácido.
A través de los años, la grasa, saturada por el frecuente y excesivo consumo de carnes animales y lácteos, se va acumulando en el hígado y en los vasos sanguíneos del cuerpo, disminuyendo su luz y evitando el flujo de sangre hacia el corazón, lo que da inicio a las enfermedades cardiovasculares.
Cuando consumimos aceites fritos llamados 'trans' o grasas altamente malignas, como la vitina, que oxidan la grasa buena, se empeora la situación de la placa de colesterol endureciéndola aún más y, gradualmente, tapando las arterias y disminuyendo su flexibilidad.
Todos sabemos que los vasos se tapan con colesterol, pero lo que no sabemos todos es que lo único que contiene colesterol son las carnes animales y los lácteos.
"Mi cuerpo produce colesterol", "El colesterol lo heredé de mi familia", "Mi padre murió de infarto", "A mí todo me sube el colesterol", "¿Yo, con colesterol?, imposible si yo como carne magra", son algunas de las frases que han hecho historia, que escuchamos todavía y que son totalmente falsas.
Cuando se habla de colesterol se está hablando de grasa, y solo existen dos tipos de grasa: buena y mala, y la grasa animal, llamada saturada, es la única que eleva sus niveles en la sangre.
Al fritar los alimentos en aceite caliente, que a altas temperaturas se hidrogena, se transforma en combustible y se llena de ácido, la grasa tapa las arterias y forma tumores, quistes, miomas y hasta cáncer. Este tipo de grasa fue creada por el hombre.
Pero la grasa que contienen las carnes animales, exceptuando el pescado, es el ácido graso araquidónico, que ayuda a producir todo tipo de dolor e inflamación porque en el cuerpo se convierte en prostaglandina E2, mayor causante de alergias, artritis, arteritis, tumores, vasculitis, y enfermedades del corazón.
El tipo de grasa que los seres humanos debemos consumir es la grasa buena llamada insaturada o poli-insaturada del tipo Omega 3, alfalinolenico y gammalinolenico, que se encuentran en las algas marinas, linaza, nueces, soya, maní, vegetales verdes, aceite de grosella, aguacate, espirulina, semillas de ajonjolí, girasol, calabaza, plantas y vegetales verdes, frutas, granos, y pescados.
Todos estos aceites son buenos porque ayudan a eliminar todo tipo de dolor e inflamación, puesto que en el cuerpo se transforman en prostaglandina E1 y E3, las cuales son las sustancias analgésicas y antiinflamatorias más poderosas que posee la naturaleza.
Para evitar que las grasas buenas se oxiden debemos adquirir sustancias biológicamente activas encontradas en los alimentos de origen vegetal, que se les conoce con el nombre de fitoquímicos por poseer un gran poder antioxidante, el cual protege la pared de las arterias neutralizando los radicales libres y evitando que la sangre se coagule.
Algunos antioxidantes muy poderosos, que evitan que los vasos sanguíneos se tapen y la grasa buena se oxide, son: resveratrol en la uva, betacaroteno en la zanahoria, luteína en la espinaca, flavonoides en el limón, los lignanos en los granos, tioles en el brócoli, licopeno en el tomate, sulforafano en el ajo y la cebolla, antocianina en la mora y la fresa, y catequinas y polifenoles en el té verde.
Consejo de la semana
Cuando se come mucha grasa, el organismo no la sintetiza y se acumula en el torrente sanguíneo.
Cuando se come mucha grasa, el organismo no la sintetiza y se acumula en el torrente sanguíneo.
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